1. Malá Strana: una de las zonas mejor conservadas de Praga
Repleta de muestras barrocas, jardines minuciosamente diseñados, cervecerías auténticas y populares clubs de jazz, se encuentra el barrio pequeño de Praga, Malá Strana.
El Malá Strana (Barrio Pequeño) está el pie del castillo de Praga. Es un barrio totalmente independiente, casi como una isla pintoresca, separada del resto de la ciudad por grandes parques y por el curso ancho y constante del Moldava. Mirando hacia abajo desde las colinas, la visión que se obtiene es de tejado en pendiente que descienden desde las colinas de Hradcan y Petrin y se detienen en la orilla del río.
El Malá Strana recibió la categoría de ciudad en 1257, lo que la convierte en la segunda en orden antigüedad de las cinco ciudades históricas que componen Praga. El Malá Strana experimento su primer auge durante el reinado de Carlos IV, época en la que se extendió considerablemente y obtuvo nuevas fortificaciones. Sin embargo, hasta que no sufrió los daños catastróficos causado por el incendio de 1541 no hubo ni rastro de un programa de reconstrucción importante; esta reconstrucción conformo las características especificas del barrio, que todavía se pueden contemplar en la actualidad.
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2. El inmenso atractivo del Puente del Gard
El Puente del Gard es una de las edificaciones más sorprendentes y más antiguas de Francia. No sólo se utiliza para unir la carretera que atraviesa el río Gardon, sino que también forma parte del acueducto que servía para transportar el agua desde la ciudad de Uzès hasta el poblado de Nimes, al sur de París, la capital del país galo. Construido en el año 50 después de Cristo, esta joya arquitectónica de 49 metros de altura se erige como uno de los puentes más atractivos y concurridos del planeta.
El General romano Marco Vipsanio Gripa fue quien mandó a construir el puente que aún hoy conserva las mismas características primordiales, sus tres niveles, 275 metros de longitud y 52 arcos que mantienen la estructura. También reconocida como obra artística y caratulada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1985, el Puente de Gard se encuentra como uno de los cinco puntos más visitados por los turistas en Francia, y se ubica dentro de los cien destinos más elegidos de Europa.
En el año 2000, el gobierno del país francés decidió llevar a cabo un proyecto de restauración del puente que había sido dañando por las fuertes inundaciones que dieron lugar en Nimes, y a partir de su restauración a mediados de junio de cada año, se efectúan espectáculos nocturnos al pie del inmenso puente.
3. Luxemburgo, un país pequeño, pero de gran encanto
Será la construcción de su Fortaleza la que marque el nacimiento del Gran Ducado de Luxemburgo en la Edad Media, y es que alrededor de esta edificación este pequeño país de la Unión Europea que hoy en día es encontró su origen.
Los encantos naturales que el país ofrece están en Las Ardenas, con dos accidentes geográficos cuya presencia se repite sobremanera, las colinas y los valles “decoradas” con antiguos castillos. También el valle del Mosela, importante región vinícola es otro rincón del paisaje natural de Luxemburgo para disfrutar tanto con la vista como con el gusto.
Si hay un rasgo inherente que Luxemburgo ha tenido a lo largo de su historia ha sido la cantidad de veces que fue invadido hasta que pudo ser declarada como una nación neutral e independiente, invasiones que en la ciudad vieja, cuyo origen se remonta al siglo X dejaron huella para protegerse de ellas en los restos de fortificaciones fundadas por romanos y francos.
Hay una ciudad vieja y también una ciudad nueva cuya fundación es reciente, y es que fue en el siglo XIX. En esta ciudad nueva se conserva la estación de radio comercial más antigua de Europa, Radio Luxemburgo. Como muestra de su modernidad hay instituciones de la Comunidad Económica Europea.
Luxemburgo, cuyo centro histórico fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1.994 es una ciudad pequeña pero con edificios de una gran belleza, como son la Catedral de Notre Dame de estilo gótico, el ayuntamiento en la Plaza de Guillaume, y la que es la edificación más bonita, el gran Palacio Ducal, residencia oficial de la Familia Real.
4. La conservación de un lugar tan encantador como el barrio Bryggen
Bergen es la segunda ciudad más grande de Noruega y se sitúa al suroeste del país nórdico. Lindando con el Océano Atlántico Norte, este casco urbano es uno de los puntos más occidentales de Europa y se ha transformado en uno de los destinos más escogidos por aquellos turistas que desean pasar sus vacaciones en ambientes, que si bien no están alejados de la creciente urbanización, poseen una tranquilidad verdaderamente sorprendente.
Además, los barrancos formados por glaciares que posteriormente se derritieron permitiendo el paso del mar, conocidos como fiordos son atractivos muy particulares debido a la poca presencia de estos fenómenos naturales en el vasto territorio que comprende el planeta Tierra.
Pero sin lugar a dudas, uno de los polos turísticos más destacados de Noruega es el Barrio Histórico de Bryggen, aquél al que se puede cruzar en barco desde las aledañas Alemania y Polonia. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1979, este barrio toma importancia por la existencia de los tradicionales edificios hechos de madera, y el cuidado con el que sus calles, formadas por adoquines, se mantiene en un estado excelente.
Situado a orillas de un muelle, debido a la situación que lo ubicó tan cerca de un fiordo, Bryggen es el ejemplo perfecto de los vestigios del imperio comercial de la Liga Hanseática que se estableció en Europa hasta mediados del siglo XVI. Un aspecto a tener en cuenta, es como se involucró el gobierno noruego en el mantenimiento y la reconstrucción de estas casas que sufrieron miles de incendios, donde aún se pueden contemplar las 62 edificaciones que siguen en pie.
5. Descubriendo Benidorm
Situada en la Costa Blanca mediterránea de la península ibérica se encuentra Benidorm, una deslumbrante ciudad balnearia al norte de la Provincia de Alicante, perteneciente a la Comunidad Valenciana.
Gracias a sus cuidadas playas y su vida nocturna, esta ciudad de casi 70 mil habitantes es uno de los principales destinos turísticos de la costa Este española. Su clima es típicamente mediterráneo y la escasez de vientos, debida a su situación geográfica resguardada, constituye un rasgo característico hace de Benidorm un balneario ideal para practicar todo tipo de deportes acuáticos.
Una de sus playas más atractivas es la del Levante, su ubicación céntrica y la calidad de sus finas arenas doradas hacen que se trate de la más concurrida de la ciudad. Un pintoresco paseo marítimo la bordea, ofreciendo variados servicios y todo tipo de gastronomía, a parte de una importante movida nocturna.
Hacia el sur de la costa y con 3 kilómetros de longitud nos encontramos con la playa del Poniente, otra de las más emblemáticas. También se encuentra delimitada por un bello paseo marítimo con opciones diversas y una singular vitalidad.
Para aquellos que desean salir del bullicio y disfrutan de vírgenes paisajes La Almadrava y Ti Ximo son dos playas ideales. Estas dos calas son la opción más común para el buceo y submarinismo.
Imperdible es el mirador situado en las rocas entre las dos principales playas (Levante y Poniente), llamado de la Punta del Canfali. Entre los siglos XIV y XVI se encontraba allí un castillo del cual hoy solo quedan algunos restos. Se conoce este punto como el balcón del mar Mediterráneo.
A los lados de su parte antigua se apuesta la moderna Benidorm, un centro turístico por excelencia de anchas avenidas que ofrece un sinfín de actividades culturales, de ocio y opciones hoteleras y gastronómicas.
6. Lovaina, Gante y Brujas, tres bellezas belgas
A menos de 30 kilómetros de Bruselas se encuentra Lovaina, ciudad construida en las riberas del río Dilje. Puede presumir de tener la universidad más antigua y grande de los Países Bajos, y es que la Universidad Católica de Lovaina fundada en 1.425 ostenta ese doble honor.
El Ayuntamiento de Lovaina de estilo gótico y la colegiata de la Iglesia de San Pedro, obra maestra y simbólica del gótico brabantino son construcciones que deben ser contempladas en cualquier visita a esta bella ciudad belga.
A 50 kilómetros de Bruselas, Gante, ciudad fundada en el siglo XII y capital de Flandes. Erigido como fortaleza desde el siglo XIII se levanta el Castillo de los Condes en el centro de la ciudad, aunque el emblema y el orgullo de Gante son sus tres torres.
La Atalaya o Belfort, la torre de la Iglesia de San Nicolás, y el campanario de la Catedal de San Bavón. En esta catedral se encuentra “La Adoración del Cordero Místico”, obra del pintor Jan Van Eyck y uno de los máximos exponentes de la pintura flamenca.
Y a 88 kilómetros de Bruselas la “Venecia del norte”, Brujas. La gran cantidad de canales que tiene hace que se le llame de esta manera. Es una de las ciudades más bellas y mejor conservadas de la época medieval en Europa. En el año 2.000 su casco antiguo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Su Plaza Mayor o Grote Markt franqueada por fachadas de edificios como la del Palacio Provincial es el corazón de la ciudad. En Brujas está la Basílica de la Santa Sangre, lugar donde se conserva la reliquia de la Santa Sangre de Jesucristo.
Lovaina, Gante y Brujas, en un radio de 88 kilómetros tres ciudades bellas, no solamente de Bélgica, también de Europa.
7. Vilnius y Trakai, dos emblemas de Lituania
Vilnius es la capital de Lituania y su ciudad más popular. Su centro originario se remonta a un fuerte edificado sobre la cima de una colina del Ducado de Lituania. Será el rey de Polonia y gran duque de Lituania, Wladyslaw II cuando en 1387 le otorgue a Vilnius el derecho de ser ciudad. En la Edad Moderna, lo que es la ciudad antigua, cuya fundación data del 1323, fue rodeada de muros y dotada de nueve puertas y tres torres. En 1994 su centro histórico es declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Lugares que merecen ser contemplados en Vilnius, la Torre de Gediminas, auténtico emblema de la ciudad y de Lituania, llamada así en honor al fundador del Ducado de Lituania; la Catedral, ordenada construir en 1251 por el rey Mindaugas; la Iglesia de San Pedro y San Pablo de estilo barroco de la segunda mitad del siglo XVII y la Puerta del Amanecer que tiene un icono de la Virgen María con atribuciones milagrosas. Aunque si lo que se quiere es imbuirse de la capital lituana, nada mejor que recorrer el casco viejo, que tiene más de 70 calles estrechas y el barrio judío.
A menos de 30 kilómetros de Vilnius, al oeste se encuentra Trakai, ciudad de obligada visita. Conocida como la “ciudad sobre el agua”, fundada en el siglo XIV está enmarcada en un lugar onírico, rodeada completamente por el lago Galve. El símbolo de Trakai es su castillo de estilo gótico y ladrillo rojo mandado construir por Gediminas en 1320 para proteger la ciudad de los ataques por parte de los cruzados, además de ser residencia para los duques lituanos. Situado a 2 kilómetros de la ciudad, su acceso sólo se puede realizar mediante una pasarela que hay sobre el lago.
8. Visitando Turquía
Turquía (donde puedes maravillarte con los hoteles en Estambul) es un país enorme, de siglos de historia, con algunas increíbles maravillas naturales. Como destino tiene todo lo que se pueda desear: playas, montañas, una interesante cultura y tradiciones atractivas. La lengua es también una interesante parte de la cultura turca.
El idioma turco no tiene puntos en común con las lenguas semíticas o indoeuropeas. La lengua nació en las estepas de Asia Central y en la misma familia de lenguas se encuentran las habladas en Azerbaiyán, Turkmenistán, Kirguizistán, Kazajistán, Uzbekistán, Grecia, los Balcanes, Afganistán, Moldavia e Irán, entre otros países.
Entre algunas de las tradiciones más interesantes de Turquía se encuentra la de los baños, o Hamam. La historia cuenta que los turcos, un pueblo nómade, se instaló en Anatolia y para entonces no conocían lo que se llamaría luego el “baño turco”. Pero Anatolia para ese entonces era una provincia romana, que desde el siglo XI los turcos fueron conquistando.
Los turcos adquirieron la costumbre de los baños romanos, adaptaron el sentido y las formas tradicionales, pero, mientras en Europa se olvidó esta costumbre, en Turquía forma parte de la vida cotidiana de los turcos.
Otra constante en Turquía son las alfombras. La más antigua se ha datado en el siglo V antes de Cristo y es una prueba del rol que las mismas cumplían en la vida de los turcos. Al sr un pueblo nómade, los turcos necesitaban cargar con alfombras como las que allí se pueden comprar hoy en día: era la única manera de mantener el suelo caliente cuando acampaban.
Los estilos de las alfombras, sus diseños y colores, cambian de una región a otra del país.
No obstante, y en caso de que desees quedarte en España, no olvides que también puedes disfrutar de los hoteles en Formigal.
9. La costa Vasca, Donostia San Sebastián
Destino turístico por excelencia, San Sebastián (Donostia en Euskera, idioma oficial de la región) se extiende a orillas del mar Cantábrico, en el País Vasco, España. Además del atractivo de sus inigualables playas los visitantes encuentran allí una verdadera capital turística, con una prestigiosa gastronomía, variadas actividades culturales, eventos deportivos y centros de entretenimiento.
El rasgo más emblemático de esta pequeña ciudad afrancesada es indudablemente la Bahía de la Concha. Sus singulares características la hacen tan atractiva como inolvidable. La Bahía de la Concha aloja la playa más grande de las tres que rodean a la ciudad, con una longitud de 1350 metros y un ancho de unos 40 metros. En el centro de la bahía nos encontramos con la denominada “perla” de la Concha: la isla de Santa Clara, una pequeñísima isla con un embarcadero deportivo. A los lados de la Concha se sitúan además otros dos interesantes atractivos naturales donostiarras: el Monte Urgull (este) y el Monte Igueldo (oeste). Ambos pueden ser visitados para contemplar las mejores vistas de esta hermosa ciudad.
Por su ubicación céntrica y la tranquilidad de sus aguas, la playa de la Concha es la más concurrida. Las restantes dos son Ondarreta y Zurriola; la primera más al oeste y también masiva y la segunda más abierta, ideal para surfistas y la práctica de otros deportes acuáticos.
Dentro del circuito cultural de San Sebastián se destaca el mundialmente conocido festival de cine, que se celebra anualmente a mediados de septiembre. Celebridades de todo el mundo se hacen cita para presenciar tan prestigioso evento. Durante el verano se desarrollan además un festival de jazz y otras fiestas musicales.
Un punto fuerte de la atracción donostiarra es su gastronomía, platos típicos de la cocina vasca y los reconocidos “pintxos” pueden degustarse en los numerosos bares y restaurantes situados en toda la ciudad, con un variado rango precios.
Imperdibles son los paseos por el centro y parte vieja de la ciudad, conocida como el área romántica. Obras arquitectónicas propias de la belle époque deleitan el caminar por aquellas peatonales con un indiscutible aire burgués. Los edificios del Ayuntamiento (antiguamente un casino), el de Correos y la Catedral del Buen Pastor son visitas obligadas. Vale la pena visitar además el Peine de los Vientos (escultura situada al oeste de la playa de Ondarreta, sobre el paseo marítimo), la ribera del río Urumea (que divide la ciudad) y sobre la misma el hotel María Cristina, el teatro Victoria Eugenia y el auditorio Kursaal, modernísimo centro de exposiciones y eventos.
10. Analizamos el Museo de Madame Tussaud
Millones y millones de personas han pasado a través de las puertas del museo de Madame Tussauds desde que se inauguró, por primera vez, hace ya más de 200 años atrás, y cada vez es más popular.
Hay muchas razones para este éxito duradero, pero en el centro de todo esto está la curiosidad por ver el espectacular trabajo que se realiza en este museo, con figuras de cera realizadas en honor a estrellas de cine, políticos, leyendas del deporte, personajes históricos, miembros de la realeza; que hicieron y hacen al mundo hablar de ellos.
El museo de Madame Tussaud cuenta con una fascinante historia, cuyas raíces se remontan al París de 1770. Fue allí que Madame Tussaud aprendió a realizar modelos de cera con su mentor, el Dr Philippe Curtius.
A la edad de 17, se convirtió en la tutora de arte de la hermana del Rey Luis XVI, en el Palacio de Versalles, y luego, durante la Revolución Francesa, fue obligada a demostrar su lealtad hacia los nobles feudalistas haciendo las máscaras de los aristócratas muertos.
Madame Tussaud llegó a Inglaterra a comienzos del siglo XIX con una exhibición de reliquias de héroes de guerra.
Algunas piezas de la obra original de Madame Tussauds están expuestas hoy día en el museo de Londres, incluidas las máscaras de la muerte que se vio forzada a realizar durante la Revolución Francesa.
También encontrarán artistas contemporáneos, desde Brad Pitt hasta Kate Moss. Los nombres más famosos del entretenimiento, deporte, política tienen un lugar en este famoso museo. Se agregan figuras continuamente.
No puede perderse una vistita a este museo. Puede trasladarse hasta allí vía tren, subterráneo, autobús o auto.
Tickets
Adultos: 50 dólares (16 años en adelante)
Niños: 42 dólares (5 a 15 años)
Menores de 5 años gratis.
Los carritos de bebés no están permitidos.
Los menores de 16 años deben ir acompañados de un mayor de 16 años.
Reservas:
El museo de Madame Tussauds le ofrece distintas facilidades para que pueda obtener su ticket con anticipación.
Vía telefónica: +44 (0) 870 400 3000. Horario: de 9am a 5pm, los siete días de la semana.
Online:
Si realiza su reserva online recibirá un descuento del 10% en su compra y se evitará las colas para comprar los tickets.
Los tickets se envían por correo o pueden ser recogidos en la puerta número 2 del museo con su confirmación de compra impresa.
En persona
Debe comprar su ticket en la puerta 1 del museo. Puede pagar con tarjeta de crédito, tarjeta de débito, efectivo o cheques de viajero.
Datos de contacto:
Dirección: Madame Tussauds, Marylebone Road, London NW1 5LR
Teléfono: +44 (0) 870 999 0046
